martes, 29 de mayo de 2012

Manuel el Hortelano

Hoy me has sorprendido, como todos los días, has cogido por iniciativa propia una herramienta y has decidido que tú también vas a trabajar la tierra.


miércoles, 25 de abril de 2012

Hacia lo salvaje

 
 
18 meses de lactancia

18 + 9  sin separarme de tí

Cómo ser capaz de expresar la revolución que siento en mi interior y que vibra sin descanso para irradiar el amor que siento por tí.

La lactancia salvaje por Laura Gutman


La mayoría de las madres que consultamos por dificultades en la lactancia estamos preocupadas por saber cómo hacer las cosas correctamente, en lugar de buscar el silencio interior, las raíces profundas, los vestigios de femineidad y apoyo efectivo por parte de los individuos o las comunidades que favorezcan el encuentro con su esencia personal.

La lactancia es manifestación pura de nuestros aspectos más terrenales y salvajes que responden a la memoria filogenética de nuestra especie. Para dar de mamar sólo necesitamos pasar casi todo el tiempo desnudas, sin largar a nuestra cría, inmersas en un tiempo fuera del tiempo, sin intelecto ni elaboración de pensamientos, sin necesidad de defenderse de nada ni de nadie, sino solamente sumergidas en un espacio imaginario e invisible para los demás.

Eso es dar de mamar. Es dejar aflorar nuestros rincones ancestralemente olvidados o negados, nuestros instintos animales que surgen sin imaginar que anidaban en nuestro interior. Es dejarse llevar por la sorpresa de vernos lamer a nuestros bebés, de oler la frescura de su sangre, de chorrear entre un cuerpo y otro, de convertirse en cuerpo y fluidos danzantes.

Dar de mamar es despojarse de las mentiras que nos hemos contado toda la vida sobre quienes somos o quienes deberíamos ser. Es estar desprolijas, poderosas, hambrientas, como lobas, como leonas, como tigresas, como canguras, como gatas. Muy relacionadas con las mamíferas de otras especies en su total apego hacia la cría, descuidando al resto de la comunidad, pero milimétricamente atentas a las necesidades del recién nacido.

Deleitadas con el milagro, tratando de reconocer que fuimos nosotras las que lo hicimos posible, y reencontrándonos con lo que haya de sublime. Es una experiencia mística si nos permitimos que así sea.

Esto es todo lo que necesitamos para poder dar de mamar a un hijo. Ni métodos, ni horarios, ni consejos, ni relojes, ni cursos. Pero sí apoyo, contención y confianza de otros (marido, red de mujeres, sociedad, ámbito social) para ser sí misma más que nunca. Sólo permiso para ser lo que queremos, hacer lo que queremos, y dejarse llevar por la locura de lo salvaje.

Esto es posible si se comprende que la psicología femenina incluye este profundo arraigo a la madre-tierra, que el ser una con la naturaleza es intrínseco al ser esencial de la mujer, y que si este aspecto no se pone de manifiesto, la lactancia simplemente no fluye. No somos tan diferentes a los ríos, a los volcanes, a los bosques. Sólo es necesario preservarlos de los ataques.

Las mujeres que deseamos amamantar tenemos el desafío de no alejarnos desmedidamente de nuestros instintos salvajes. Lamentablemente solemos razonar y leer libros de puericultura, y de esta manera perdemos el eje entre tantos consejos supuestamente “profesionales”.

La insistencia social y en algunos casos las sugerencias médicas y psicológicas que insisten en que las madres nos separemos de los bebés, desactiva la animalidad de la lactancia. Posiblemente la situación que más depreda y devasta la confianza que las madres tenemos en nuestros propios recursos internos, es esta creencia de que los bebés se van a malacostrumbrar si pasan demasiado tiempo en nuestros brazos. La separación física a la que nos sometemos como díada entorpece la fluidez de la lactancia. Los bebés occidentales duermen en los moisés o en los cochecitos o en sus cunas demasiadas horas. Esta conducta sencillamente atenta contra la lactancia. Porque dar de mamar es una actividad corporal y energética constante. Es como un río que no puede parar de fluir: si lo bloqueamos, desvía su caudal.

Contrariamente a lo que se supone, los bebés deberían ser cargados por sus madres todo el tiempo, incluso y sobre todo cuando duermen. Porque se alimentan también de calor, brazos, ternura, contacto corporal, olor, ritmo cardíaco, transpiración y perfume. La leche fluye si el cuerpo está permanentemente disponible. La lactancia no es un tema aparte. O estamos madre y bebé compenetrados, fusionados y entremezclados, o no lo estamos. Por eso, dar de mamar equivale a tener al bebé a upa, todo el tiempo que sea posible. No hay motivos para separar al bebé de nuestro cuerpo, salvo para cumplir con poquísimas necesidades personales. La lactancia es cuerpo, es silencio, es conexión con el submundo invisible, es fusión emocional, es entrega.

Dar de mamar es posible si dejamos de atender las reglas, los horarios, las indicaciones lógicas y si estamos dispuestas a sumergirnos en este tiempo sin tiempo ni formas ni bordes. También si nos despojamos de tantas sillitas, cochecitos y mueblería infantil, ya que un pañuelo atado a nuestro cuerpo es suficiente para ayudar a los brazos y las espaldas cansadas. Incluso si trabajamos, incluso si hay horas durante el día en que no tenemos la opción de permanecer con nuestros bebés, tenemos la posibilidad de cargarlos en brazos todo el tiempo que estemos en contacto con ellos.

Es verdad que hay que volverse un poco loca para maternar. Esa locura nos habilita para entrar en contacto con los aspectos más genuinos, inabordables, despojados, salvajes, impresentables, sangrantes de nuestro ser femenino. Así las cosas, que nos acompañe quien quiera y quien sea capaz de no asustarse de la potencia animal que ruge desde nuestras entrañas.
Laura Gutman


"HA ELEGIDO CAMINAR

HA ELEGIDO CAMINAR
 HACIA LO SALVAJE"
Amaral

miércoles, 14 de marzo de 2012

Manuel y su pelota


Todo pasa tan deprisa que casi siempre voy por detrás, tus necesidades, y tu sed de conocimiento son incalculables. Conocer más de tí es conocerme más a mí, a la vez que tu creces, yo lo hago contigo. La armonía, es la meta final de todo este esfuerzo, paz, para poder vivir felices.

has dejado la mochila para lanzarte a caminar, es verdad, que hay veces que no te apetece andar, y prefieres un paseo a las espaldas de mamá. Pero ahora, es la sensación de libertad lo que buscas.
Desplazarte por dónde tú decides, es un festín de hazañas que has alcanzado hasta tomar el control de tu cuerpo, eres uno con él y te fusionas en su naturaleza para empezar la búsqueda sobre tu propio ser.

Es importante que conozcas tu cuerpo, que conozcas lo cercano: mamá, papá y la familia, los niños del barrio, la gente del barrio, tus mascotas, las mascotas de otros... Tengo tanto que explicarte, papá tiene tanto que enseñarte, todos queremos poner nuestro néctar para que hagas una miel deliciosa de dónde puedas alimentarte toda tu vida.

¿Serás futbolista? ¿Un niño con el pie pegado a una pelota?





miércoles, 8 de febrero de 2012

Caminando por el Monte

He de reconocer que no pensé que llegaría el día en que Manuel prefiriese andar y explorar por sí solo. Es increíble la confianza que tiene en cada paso que da a pesar de que muchos terminan en caidas.

Para mí vivimos en una zona privilegiada en la que hay una zona "virgen" de Monte mediterráneo aunque por supuesto habilitado para el uso público, en él hay mucha vida: deportistas, ciclistas, vecinos, pastores, varios senderos, incluso hay habilitado una parte para hacer ciclocross, y ahora la verdad es que es fabuloso estar en él con este sol que tenemos la suerte de disfrutar.


Pienso que es un sitio donde Manuel puede explorar agusto y en un ambiente totalmente natural, ve muchos perros a los que no teme pero tampoco molesta, diferentes texturas y colores, ve a los pastores sacar su rebaño de cabras y ovejas a 1 metro de distancia y pienso que ese contacto con la naturaleza esa paz interior que da visitar el Monte, para él está siendo muy beneficioso.


Al principio dudaba de soltarle por los ladrillos, piedras, basura, cristales, la verdad es que la zona se mantiene bastante bien teniendo en cuenta el nivel que hay en la capital, además los vecinos recogen basura y cristales, cosa que me parece otra actividad muy enriquecedora, que es recoger basura. Vas con tu bolsa y la vas llenando de las cosas que el va cogiendo y lo reciclas.

Es sorprendente como se desenvuelve en este medio y aunque siempre bajo mi protección, se aventura con éxito entre la geografía andaluza. También le encanta ir al parque y los columpios, pero lo que de verdad le fascina son las escaleras, subir y bajar escalones, las cuestas y tirarse en picado hasta abajo.

No sé qué haría sin el Monte, está siendo para los dos nuestro lugar donde solo hay que estar.

jueves, 2 de febrero de 2012

Marcando el Paso


Creces tan rápido...
Llevamos juntos 15 meses + 9 y estamos listos para lo que nos depare el futuro. Desde que estás conmigo he aprendido a conocerme y te has convertido en maestro, enseñándonos una nueva visión del mundo que enriquece nuestras vidas.

Contigo solo existe el Ah0r4

ποταμοῖς τοῖς αὐτοῖς ἐμβαίνομεν τε καὶ οὐκ ἐμβαίνομεν, εἶμεν τε καὶ οὐκ εἶμεν τε.

En los mismos ríos entramos y no entramos, [pues] somos y no somos [los mismos].

Heráclito

Es sorprendente sencillamente como fluye tu energía, como te redescubres cada momento, encontrando nuevas soluciones, nuevos obstáculos e insaciable en la búsqueda que has comenzado, un periplo llamado vida que tenemos la suerte de compartir contigo.

Parecía ayer cuando estábas inmóvil en mi pecho, imperturbable y Ah0r4 en un abrir y cerrar de ojos, en un día a día que a veces no me deja ver lo que has crecido, lo que conoces ya, lo que entiendes y sobretodo lo que estás ansioso por conocer.

Nos despertamos juntos con papá y pronto quieres bajarte de la cama para explorar el entorno en el que vives, saludas a Mixo, el gato, y decides correr hacia el salón, enseguida estás atento a lo que hacemos papá y mamá, desayunamos y empezamos una nueva jornada llena de posibilidades en la que tú

Ahora Marc4S el Pas0

martes, 17 de enero de 2012

Los Abuelos También Portean

Como he contado en anteriores entradas, no tenía información sobre el porteo aunque había leído referencias sobre el tema. Lo que me ayudó fue conocer a otras madres y compartir sus experiencias.

La idea era nueva en mi familia ya que lo normal es usar un carro, como todo el mundo. La verdad es que aún es raro ver madres porteando, esperemos que un día deje de ser así, una anécdota graciosa que me pasó hace poco en el supermercado fue que tres niños se pusieron a corretear por mi lado riéndose y señalándome, seguí comprando y no dije nada hasta que la mayor se acercó y me pregunto: "¿cómo se llama?", "Manuel", le dije y después me preguntó: "¿por qué lo llevas en la espalda?" y le respondí: "para que estemos juntitos".

No es lo mismo portear un niño de tres o seis meses que portear uno de un año, impresiona más y sobretodo la gente piensa: "Ey, ese niño tiene que pesar" y , pesa. Las benditas mochilas, reparten el peso de fábula y de alguna manera si porteas siempre, tu cuerpo, se hace. Mi padre se preocupaba bastante por el tema de que me hiciese daño y fue el primero en decidirse a portear, para ayudarme con la "carga".

Normalmente porteo siempre yo o papá pero la verdad es que cuando los abuelos entran en escena enseguida quieren cogerlo asi que eso me da un respiro de vez en cuando y él entiende que hay más personas en las que puede confiar, a parte de papá y mamá, y con los abuelos que han sido los que más lo han porteado, tiene más complicidad.

Mi suegro, no ha porteado con mochila, ni con ningún otro portabebé, hasta hace poco (porque ya Manuel camina mucho) lo cogía siempre en brazos y lo llevaba largos paseos. Es otra forma de portear aunque no la recomiendo para periodos largos.

Mi madre no coge tanto a Manuel como quisiera porque pesa ya lo suyo y no puede hacer esfuerzos, pero se quitó la espinita un día paseando en el parque ¡y Manuel estaba encantado!


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miércoles, 4 de enero de 2012

Mi parto


Hola a todos,

En estas fecha ando tan ajetreada con tantos compromisos que casi no tengo tiempo para sentarme a pensar.

Así que voy a subir el relato de mi parto y compartirlo con todos vosotros, comienza con una conversación en el gtalk:


18/10/2010

19:34

[…]

ALBERTO: eres una crack, y te amo lo sabes?, TE AMO.

Yo: si si, tranquilo.

19:35

ALBERTO: estoy nervioso.

Yo: relájate que se supone que los pilares no se mueven, son rígidos.

ALBERTO: yo no me muevo pero me pongo nervioso e ilusionado, estoy alegre y nervioso, estoy no se.

Yo: ESPERAAAAAAAAAA que a lo mejor no es nada solo paranoia mía.

ALBERTO: da igual nena, da igual repito.

19:36

Yo: yo también te quiero mi vida, voy a apagar el ordenador que mi madre tiene que estar al llegar, voy a dejarle la comida a Mixo.

ALBERTO: ok.

Yo: un beso.

ALBERTO: un beso cielo.


24/01/2011


Tres meses y seis días después aquí estoy con mi hijo en mis brazos mientras me mira con esos ojos que enamoran.

Recuerdo cuando llamé a mi hermana preocupada porque la regla no me bajaba. Entonces decidí hacerme un test que despejó toda duda de mi mente: estaba embarazada. En aquel instante las lágrimas empezaron brotar de mis ojos como hojas en primavera pero caían inertes como las de otoño. Todo había acabado y parecía que no había mañana. Sólo pasaban por mi cabeza los problemas, las responsabilidades, las dificultades, la vergüenza, la soledad, la incomprensión; el caos.

A pesar de todo, tomé la decisión de continuar con el apoyo de mi compañero aunque no estábamos seguros de que significaba, no podíamos destruir lo que había empezado a engendrarse.

¿Cómo explicar estos momentos? Fueron un funeral dónde yacía mi juventud, mis sueños, mi libertad...

Al principio parecía que cualquier día me iba a levantar de ese mal sueño y que todo volvería a la normalidad en la que vivíamos, hasta que un día mi barriga empezó a crecer y se convirtió en un hecho. De repente, todos mis miedos empezaron a desaparecer y sólo me preocupaba él, nosotros. Ya no me importaba que supieran que estaba embarazada, ya no me daba vergüenza, estaba guapa, me sentía atractiva, eufórica. Estaba llena de vida.

Los días pasaban y todo a mi al rededor cambiaba, y yo me metamorfoseaba en la nueva Alicia que ahora tenía miedo de despertar de ese sueño.

Todo pasó muy rápido y sin querer ya tenía una hermosa barriga que por qué no decirlo disfrutaba en las duchas y baños, en bonitos vestidos, en la desnudez entre las sábanas... Era feliz. Ya no estaba sola. Él se convirtió en nuestro príncipe azul que nos rescató de una vida sin sentido.

Ahora quería saber más, conocer más, quería lo mejor para él, para nosotros. Leí, pregunté y encontré las respuestas que necesitaba para criar a mi hijo con amor y respeto.

El momento se iba acercando y empecé a pensar cómo quería parir, para mi sorpresa no podía elegir y nadie confiaba en mí ni en mi cuerpo para que diésemos la vida que hasta entonces habíamos creado.

La verdad es que no me preparé especialmente, sólo pensaba que todos habíamos venido de nuestras madres, que durante siglos habíamos parido sin ayuda médica y que finalmente la naturaleza era sabia y que debía confiar en su poder. Preparé mi mente y mi espíritu, al fin y al cabo mi cuerpo había nacido para ello sólo tenía que dejarme llevar de su mano para encontrar el camino para un parto feliz.

Un día, me desperté con contracciones y recuerdo que pensaba “aún no, aún no” pero no importaba lo que yo deseara, mi hijo, mi cuerpo decidían por mí y aunque creyera que no estaba preparada, que no era el momento, fue el mejor día de mi vida en el que Manuel vino al mundo.

Llegué al hospital sobre las ocho de la tarde, no tenía contracciones dolorosas y recuerdo que mis padres miraban incrédulos a su hija respirando serena mientras tenía aún dolores muy leves. En la sala de espera del hospital estaba con mi madre, mi padre y mi compañero. Ellos no creían que estuviera de parto porque era tranquila y paciente, el miedo no me abordaba... Por fín entré en monitores a las nueve y cuando me levanté de la sala de espera escuche en mi interior un “crac” y empezaron a venir los dolores fuertes. Estuve sola en la sala de monitores durante media hora más o menos dilatando con contracciones muy seguidas, rompí aguas y saqué el tapón mucoso. Como veía que nadie me echaba cuenta, me levanté (no necesitaba que un monitor me dijera que estaba de parto) y empecé a buscar posturas en las que sentirme cómoda para dilatar tranquilamente. El matrón me dijo que me fuera de nuevo a la sala de espera, allí con todo el mundo, me desbordó el dolor y empecé a gritar y a buscar una postura, no lo podía creer todo ese dolor que se adueñaba de mí tan seguido.

Pensé que no podía seguir así mucho más tiempo... Menos mal que por fin me atendió el médico de urgencias y me hizo subir a un potro, para su sorpresa y para la de mi madre estaba dilatada de 9 cm y estaba de parto. Eran las diez de la noche y estaba entrando en paritorio entre gritos, recuerdo que decía “está empujando, está empujando”. Mi compañero a mi lado me daba ánimos y me agarré a él. Me hicieron subir a un potro y entonces me dijeron la postura que debía tomar y pregunté “¿puedo empezar a empujar?” y tras la respuesta afirmativa dejé de gritar y me concentré. De repente el dolor había desaparecido, estaba sintiendo como mi hijo descendía por el canal de parto. Seguí empujando y el matrón me dijo “No vamos a hacer episiotomía pero debes hacer lo que te digo” y me iba guiando hasta que por fin noté su cabeza.

Totalmente despierta y consciente, recuerdo sentir su cabeza saliendo y a mi compañero mirándo absorto (él que decía que no sabía si se iba a desmayar) y diciendo: “¡Se le ve la cabeza!” y yo decía: “¡la siento!”, los dos sabíamos que quedaba poco para que estuviera con nosotros, después de casi nueve meses juntos, de risas, lloros, compartiendo sueños, cuerpo... Sin mediar palabra el silencio del último esfuerzo nos dio la mayor recompensa de nuestras vidas y la tenía en mis brazos. Eran las diez y media...

Mis torpes palabras nunca llegarán a describir ese momento mágico.

Es pura Belleza.

Dar la vida, el don que nos ha dado dios a las mujeres.

Ese día no sólo nació mi hijo sino también su madre y su padre. Nació una nueva familia.

Agradecer a mi fiel compañero su paciencia, su amor y su apoyo.